miércoles, 29 de septiembre de 2010
El amor nos define y nos marca.
Y yo que me creo sin tiempo, cuando él siempre esta ahí esperando a que lo tome y haga algo del cual sentirme orgullosa.
Ahora me siento mas libre, con más ideas, con más fuerza. Con el poder de tenerme, de decidir.
Fueron varios años, en los que arme y desarme. 6 creo. Me enamore por primera vez, con esa inocencia y eternidad que caracteriza las primeras veces, nos creí para siempre, me sentía afortunada, feliz. Y deseaba hijos con tus ojos y tus manos. Y si el mundo me castigaba sabia que tenia tus enormes brazos para que me den refugio, un refugio soñado. Y quería estar así toda mi vida, me bastabas. Palabra demasiado grande para mi incansable incorformismo. Pero los castillos de cristales son muy débiles, y la vida es muy dura. Y adormecidos decidimos separarnos, para ver que pasaba. Que peligrosa resulto esa frase. Cuanto respeto le tuve después. Y vos hiciste lo que en mis pesadillas siempre temí. Y vos solo derrotaste a tu imagen invencible, quizás porque solo vos podías hacerlo. Y luego quede sola, mostrándome entera pero sin saber que hacer, vos ya no eras el mismo. Y ahí apareció otra historia, solo 1 mes la separaban de vos. De tu enormidad y mi desintegración. Y ahí ya no me permitía fracasar de nuevo, y no me explicaba porque él no era como vos. Porque yo no podía ser con él como lo fui con vos. Y en cada lagrima te lloraba, me enojaba con mi vida por dar un vuelco de 180 grados sin avisarme, por colgarme de quien no lo merecía, y por no darme cuenta de que tenia las herramientas para soltarme.
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